Hay días en los que todo pesa: El cuerpo, la mente, los pendientes, los recuerdos, los miedos. Y aunque no siempre se note por fuera, por dentro muchos llevamos un cansancio que no se quita durmiendo. Se llama angustia, se llama agotamiento emocional. Y no, no estás sol@.
Vivimos en un mundo que nos exige estar bien, producir, sonreír, ser fuertes. Pero la verdad es que también está bien no estar bien. Sentirse abrumado no te hace débil, te hace humano. A veces, simplemente la vida se vuelve pesada y eso también merece atención, compasión y cuidado.
¿Qué es el agotamiento emocional?
Es cuando tu mente y tus emociones dicen: “Ya no puedo más”. Puede que estés durmiendo más o menos, que llores sin razón aparente, que te sientas irritable, triste, ansioso o simplemente vacío. El agotamiento emocional llega cuando has estado cargando demasiado por demasiado tiempo sin darte permiso de soltar.
No sólo le ocurre a quienes tienen trabajos estresantes, también le pasa a quienes cuidan de otros, a quienes han vivido pérdidas, a quienes han enfrentado cambios importantes o simplemente a quienes han estado resistiendo en silencio. Y muchas veces viene acompañado de su primo cercano: La angustia.


La angustia: El nudo invisible en el pecho.
La angustia es esa sensación de opresión en el pecho, de nudo en la garganta, de miedo sin motivo claro. Es como estar en alerta todo el tiempo sin saber exactamente por qué. Puede ser resultado de estrés crónico, de acumulación de emociones no expresadas o de no permitirnos sentir lo que necesitamos sentir.
Y aunque la angustia y el agotamiento emocional pueden parecer un túnel sin salida, hay formas de empezar a aligerar la carga.
Aplica estos consejos:
1. Nómbralo para poder sanarlo.
A veces el simple hecho de decir “me siento agotado” u “hoy me duele la vida” es el primer paso para sanar. No tienes que tener todas las respuestas ni saber exactamente por qué te sientes así. Sólo reconocerte en lo que estás viviendo ya es un acto de amor propio.
2. Baja el ritmo, aunque sea un poco.
Cuando todo pesa, lo que menos necesitas es exigirte más. Permítete hacer pausas, decir que no, postergar lo que no es urgente. El descanso también es parte de la sanación. Si tu cuerpo y tu mente están pidiendo un respiro, escúchalos.
3. Escribe lo que no puedes decir.
A veces las palabras se atoran, pero escribir puede ser una forma poderosa de liberar lo que sentimos. No tienes que hacerlo bonito ni correcto. Sólo escribe lo que llevas dentro: enojos, miedos, tristezas, todo. Deja que el papel te escuche sin juzgar.


4. Regresa a lo simple.
Cuando la vida se vuelve pesada, volver a lo básico puede darte paz: Una ducha caliente, una caminata corta, una comida que te gusta, abrazar a alguien que amas, poner tu canción favorita. Pequeños actos que te reconectan contigo pueden hacer una gran diferencia.
5. Habla con alguien que no quiera “arreglarte”.
No necesitas soluciones mágicas, necesitas compañía segura. Busca a esa persona con quien puedas llorar sin sentirte incómodo, alguien que simplemente esté ahí, sin prisa, sin juicio. Y si no tienes a alguien cerca, considera hablar con un profesional.
6. Aprende a soltar lo que no puedes controlar.
El agotamiento muchas veces viene de querer tener el control de todo: de lo que sienten los demás, de lo que va a pasar, de cómo deberían ser las cosas. Aprende a soltar. Repite: “Esto no está en mis manos, y está bien”. La libertad empieza cuando aceptamos que no todo depende de nosotros.
7. Busca ayuda profesional sin culpa.
Ir al psicólogo no es rendirse, es elegir cuidarte. Todos necesitamos ayuda en algún momento. Así como vas al médico si te duele el estómago, también puedes buscar apoyo si te duele el alma. La salud emocional merece la misma atención que cualquier otra parte de tu cuerpo.


Recordar: esto también va a pasar.
Puede que hoy sientas que la vida pesa más de lo que puedes cargar. Pero te prometo algo: no siempre será así. El dolor también tiene un ciclo, y aunque ahora parezca interminable, también pasará. No eres frágil por sentir, eres fuerte por seguir adelante aún con todo lo que llevas encima.
Permítete llorar, descansar, enojarte, pedir ayuda. Permítete sanar a tu ritmo. No tienes que demostrarle nada a nadie. Sólo tú sabes lo que te ha costado seguir.
¿Y si te acompañamos en este camino?


Ya sea que estés atravesando un momento difícil o simplemente quieras aprender a manejar mejor tus emociones, estamos aquí para ti. A veces la vida pesa, pero no tienes que cargarla sol@.
💛 Conoce más en www.vrim.com.mx




