Diciembre siempre parece venir acompañado de luces, villancicos y sonrisas.
Pero la verdad es que, para muchos, es una época de emociones encontradas.
Porque más allá de las fiestas, diciembre también nos confronta con lo que no fue, con las ausencias, con los cambios, con los ciclos que no queremos cerrar.
No todos los cierres de año se sienten alegres. Algunos se viven con nostalgia, con cansancio o con el simple deseo de descansar un poco de todo.
Quizá este diciembre sea distinto: Tal vez hubo una pérdida que todavía duele, una relación que no terminó como esperabas, o un proyecto que se quedó a la mitad. Tal vez simplemente te sientes desconectado y no entiendes por qué.
Cerrar un ciclo no significa “borrar” lo vivido ni obligarte a sonreír. Cerrar un ciclo es reconocer lo que dolió, agradecer lo que te enseñó y permitirte avanzar con un corazón más ligero.


A veces, el acto más valiente es soltar lo que ya no puedes controlar y abrir espacio para lo que sí puede florecer. El perdón, propio o hacia otros, es el mejor regalo que puedes darte para comenzar un nuevo año en paz.
Y si este diciembre se siente más pesado de lo habitual, no lo enfrentes solo.
Hablarlo, pedir orientación o buscar ayuda profesional no te hace débil, te hace humano.
En VRIM entendemos que la salud emocional es parte esencial del bienestar.
Nuestro equipo de especialistas está aquí para acompañarte en este cierre de ciclo, ayudarte a procesar lo que sientes y prepararte para un nuevo comienzo.
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Recibirás orientación personalizada, canalización con especialistas emocionales.
Porque cerrar un ciclo no es el final… es la oportunidad de abrir un corazón nuevo. 💙




